Las Ranas Pidiendo un Rey

Las ranas, que solían vagar libres a su antojo por la laguna, pidieron un rey mediante muchas súplicas al Dios Júpiter, para que con impetú detuviese sus licenciosas costumbres. Sonrió el dios de dioses, y les dió una barra de metal pequeña, la cual arrojó de imprevisto a la laguna, con el movimiento y ruido que causó en el agua, aterró a las tímidas ranas.

Como la barra de metal se mantuvo por largo rato clavada en el cieno, una de las ranas sacó poco a poco la cabeza de la laguna, y luego de haber observado bien su a nuevo rey, llama a todas las demás ranas. Ellas una vez perdido el miedo; se acercan nadando, y la chusma desvergonzada salta sobre el metal; y despues de injuriarlo con todo tipo de inmundicias, comenzaron a pedirle a Júpiter otro rey, porque el que ya había dado era inhábil paragobernarlas.

Entonces les envió una serpiente, que con sus filosos colmillos empezó á morderlas. En vano las desafortunadas intentan huir de la muerte, el miedo les corta la voz. En silencio, ruegan al Dios Mercurio, que pida a Júpiter, que las ayude.

«Eso no» les dice el dios «pues no quisieron contentarse con el bien, sufran ahora el mal y tengan paciencia no sea que suceda un mal peor.

Moraleja

Siempre escoge de todos los males, el menor

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