Los Ladrones y el Burro

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Un día un hombre fue al mercado a comprar un burro. Cuando estaba allí, eligió al mejor y lo compró de inmediato. Se enamoró tanto de ese burro que ni siquiera lo monto para ir a su casa sino que en vez de ello tiro de el por todo el camino.

En medio del camino, se encontraban dos ladrones escondidos entre los arbustos. Cuando vieron pasar al hombre con el burro se fueron sigilosamente detrás de el. Uno de los ladrones con mucha cautela le quito la soga del cuello al burro y se la colocó al otro ladrón, que siguió caminando simulando ser el animal.

Tiempo después de que uno de los ladrones se llevara el burro, el Hombre volteo a ver y se dio cuenta que estaba halando a otro hombre e inmediatamente dijo: «¿Dónde está mi Burro?». El ladrón le respondió: «Lo siento señor, yo era el burro».

«Mentiroso, ¿como puede un burro convertirse en un hombre?» increpó el hombre al ladrón, a lo que este último replico brillantemente: «Hace unos años le dice daño a mis padres y en castigo a ello un tío me maldijo convirtiéndome en burro».

El ladrón continuó diciendo: «Pero mi maldición terminaría si un hombre sabio e inteligente me compraba». El hombre se llenó de orgullo y le dijo al ladrón: «Vete y más nunca le hagas daño a los tuyos». El ladrón agradeciéndole al hombre por la oportunidad se marchó

Los dos ladrones llevaron el burro a su dueño original para que lo volviera a vender en el mercado. Le contaron como habían engañado al hombre, que se convirtió en la comidilla del pueblo.

El hombre al otro día volvió al mercado a comprar otro burro e inmediatamente se dio cuenta que su burro estaba de venta de nuevo. Sin embargo, aunque se sintió engañado, en realidad pensó que era el ladrón que había fallado de nuevo y se había vuelto a convertir en burro de nuevo.

«Joven te dí una oportunidad y fallaste y por eso te has convertido en burro de nuevo… Ya no te compraré de nuevo». El hombre sintiéndose muy orgulloso de lo que había hecho, abandonó el mercado, sin entender porque todos se reían sin parar de lo que había hecho.

Moraleja de la Fontaine:

Cuanto más inteligente quieres parecer, mas ignorante eres realmente

Jean de la Fontaine
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