Todos los días un Hombre se levantaba de mal humor al ver a su esposa. Era una mujer muy celosa y nada la complacía, para ella nada estaba bien. Peleona y tacaña, se hacía odiar por todos los miembros de su familia y también por los trabajadores del Hogar.
Cansado de oírla y deseando saber si ella tenía el mismo efecto en las personas en la casa de su padre, él inventó alguna excusa para enviarla a casa en una visita a su padre.
Al poco tiempo regresó, y cuando él le preguntó cómo le había ido y cómo la habían tratado los criados, ella respondió: «Los comensales me miran con aversión». Él le dijo: «Mujer, si te desagradan los que salen temprano por la mañana con sus rebaños y regresan tarde por la tarde, ¡qué deben haber sentido hacia ti aquellos con los que pasaste todo el día!«
Moraleja de La Fontaine:
Que yo, en la muerte, tenga por mis pecados, dos mujeres como esta siempre a mi lado.
Jean de la Fontaine