Aquí tienes una fábula adaptada que habla sobre la importancia de ser uno mismo y aceptar nuestras similitudes con los demás:
Había una vez un león llamado Simba que tenía un cachorro llamado Kion. Kion siempre se preguntaba a quién se parecía, ya que todos los animales de la selva decían que tenía características diferentes de cada uno de ellos.
Un día, Kion decidió preguntarle a su padre a quién se parecía. Simba le dijo que él era único y que tenía características propias que lo hacían especial. Pero Kion no estaba satisfecho con esa respuesta y decidió preguntarle a los demás animales de la selva.
Cada animal le decía algo diferente: que tenía la melena de Simba, los ojos de Nala, la cola de Timón y Pumba, y así sucesivamente. Kion se sentía confundido y frustrado, ya que no sabía a quién se parecía realmente.
Un día, Kion se encontró con un cachorro de león que se parecía mucho a él. Tenía la misma forma de andar, la misma sonrisa y hasta le gustaba jugar con las mismas cosas. Kion se dio cuenta de que no importaba a quién se parecía, lo importante era ser él mismo y aceptar sus similitudes con los demás.
A partir de ese día, Kion se sintió más seguro de sí mismo y aprendió a valorar sus características propias y similares a las de los demás. Se dio cuenta de que todos somos únicos, pero también tenemos similitudes con las personas que queremos.