Fábula de la Bella y la Bestia

Érase una vez un hombre muy rico que tenía tres hijas. Dos de ellas eran codiciosas y centradas en sí mismas, pero la tercera, llamada Bella, tenía un corazón lleno de amor y bondad.

Un día, el padre de Bella recibió la devastadora noticia de que sus barcos se habían hundido en una tormenta. Perdió toda su riqueza y solo le quedaba su pequeña casa en la aldea. Mientras que las dos hermanas codiciosas se quejaban constantemente de la situación, Bella se encargaba de todo el trabajo doméstico.

Un día, el padre oyó que uno de sus barcos perdidos se había encontrado en el puerto. Decidió ir allí inmediatamente y preguntó a sus hijas qué deseaban que les trajera. Las hermanas pidieron vestidos, zapatos, collares y pulseras, pero Bella simplemente pidió una rosa.

Cuando el padre llegó al puerto después de un largo viaje, descubrió que el barco y todas sus pertenencias eran inutilizables. Triste y cansado, emprendió el camino de regreso a casa. En el camino, atravesó un oscuro y frío bosque nevado. Finalmente, vio un castillo iluminado y decidió entrar en busca de ayuda.

El castillo era extraño. Las luces estaban encendidas y la mesa estaba llena de comida, pero no había nadie. Desesperado, el padre decidió comer un poco de comida y descansar en una de las camas.

Cuando despertó por la mañana, se encontró con ropa nueva junto a la cama y un delicioso desayuno esperándolo en la mesa. Agradecido, el padre decidió buscar al dueño del castillo antes de partir.

Sin embargo, al salir del castillo, vio un hermoso jardín lleno de rosas. Recordando el deseo de Bella, decidió tomar una rosa para ella. En ese momento, una bestia malvada apareció detrás de los árboles y le reprochó por robar sus rosas.

El padre se disculpó y rogó por su vida. La bestia accedió a perdonarlo con una condición: debía enviar a una de sus hijas al castillo para vivir con ella. El padre regresó a casa y, al contar la historia a sus hijas, Bella se ofreció voluntaria para ir al castillo.

Las hermanas codiciosas aceptaron rápidamente la propuesta, pensando que era culpa de Bella lo que les había sucedido. El padre llevó a Bella al castillo y cuando llegaron, todo parecía como antes: comida en la mesa y un ambiente acogedor.

La bestia se presentó durante la cena y le preguntó a Bella si había venido al castillo por voluntad propia. Ella respondió afirmativamente y la bestia le informó que su padre se iría al día siguiente y no regresaría.

Al despertar al día siguiente, Bella encontró un desayuno esperándola y su padre ya no estaba en el castillo. Pasaron días y Bella se acostumbró a la presencia de la bestia. Descubrió una habitación llena de libros, flores e instrumentos musicales que estaba decorada de acuerdo a sus gustos.

Un día, la bestia le preguntó a Bella si la encontraba fea. Al principio, estaba indecisa, pero luego asintió. Sorprendentemente, la bestia le propuso matrimonio. Bella respondió duramente, preguntándole si realmente quería casarse con ella.

La bestia se entristeció y se retiró. Bella se dio cuenta de que había sido cruel y egoísta. Decidió poner fin al hechizo y quitó el anillo que la bestia le había dado. Al despertar en su propia casa, Bella se dio cuenta de que había dejado atrás todo lo que amaba.

Al darse cuenta de su error, Bella corrió de vuelta al castillo de la bestia. Lo encontró tendido en el suelo, aparentemente muerto. Bella lo abrazó y expresó su amor por él. En ese momento, una transformación mágica ocurrió y la bestia se convirtió en un apuesto príncipe.

El príncipe explicó que una malvada bruja lo había hechizado y solo el amor verdadero podría liberarlo de su forma de bestia. Bella y el príncipe se casaron y vivieron felices para siempre.

Moraleja:

La belleza interior es más importante que la apariencia física. El amor verdadero y la bondad pueden transformar incluso a las bestias más horribles.

Pensamiento final: Esta fábula nos enseña que el amor, la bondad y la belleza interior son más valiosos que la apariencia física. No debemos juzgar a los demás por su apariencia externa, sino por su verdadero carácter y actitudes. Además, nos muestra que el perdón y la redención son posibles incluso en las situaciones más difíciles.

Deja un comentario