El cuervo y el Zorro

Una vez, un zorro vio cómo un cuervo salía volando con un trozo de queso en el pico y se posó en una rama de un árbol.

«Ese queso es para mí, ya que soy un zorro», dijo el Zorro, y caminó hasta el pie del árbol en donde estaba el cuervo.

Atraído por el dulce olor, el Zorro sostuvo estas prosas para el Cuervo:

«¡Hey! Hola Señora Cuervo  ¡Qué bonita eres! ¡Qué hermosa me pareces! Sin mentirle, si su voz se relaciona con su plumaje,  usted es el Fénix de las huestes de estos bosques. Déjame escuchar solo una canción tuya para que pueda saludarte como la reina de los pájaros».

El cuervo alabado queriendo mostrar su voz abre su ancho pico y comienza a cantar, dejando a su vez, caer al suelo el trozo de queso que llevaba, siendo atrapado por el astuto Zorro.

El Zorro lo tomó y dijo: «Mi buena señora, aprenda que todo halagador vive a expensas de quien lo escucha. Esta lección bien vale un queso, sin duda.»

Moraleja:

Descrita en el mensaje final que el Zorro le dice al Cuervo debemos «Aprender que todo adulador vive a expensas de quien escucha».

De la fontaine

La Fontaine no denuncia al adulador sino al que acepta estos halagos y critica la vanidad humana.  El poeta también demuestra el poder del habla y la escritura ya que el Zorro, habiendo obtenido lo que quería por su elocuencia, no tiene uso en recurrir a la violencia física.

Deja un comentario