en una ocasión, un asno encontró una piel de un león que unos cazadores habían dejado al sol para que se secara.
Este asno sin pensarlo se lo puso encima y se dirigió a su pueblo de origen.
Todo el mundo salio espantado al verlo acercarse, y se sintió grande y orgulloso ese día.
En su alegría alzó la voz y lo que salió fue un rebuzno, en ese momento todos lo reconocieron, y su propietario se acercó y le dio un fuerte aplauso por el susto que había causado.
Y poco después un Zorro se le acercó y le dijo:
«Ah, te reconocí por tu forma de hablar.»
Moraleja
Los atuendos finos pueden engañar a cualquiera, pero basta una palabra para que se den cuenta.