Habia una vez un hombre que tenía muchas abejas en su granja y estas tenian muchas colmenas que contenían panales con miel muy deliciosa.
Un día, cuando el apicultor no estaba, un ladrón entró en su granja y robó todos los panales. La mayoría de las abejas habían ido al prado a recoger comida para hacer miel. El ladrón sacó los panales y los puso en su cesta.
Después de unas horas, el apicultor volvió y fue a comprobar las colmenas.
¡Ay! Las colmenas estaban vacías. «¿Quién podría haberse llevado los panales?», dijo.
El apicultor estaba confundido y miró a su alrededor para ver si había alguien…
Al anochecer, las abejas volvieron de los pastos y encontraron al apicultor cerca de su colmena. Las abejas vio que no había panales! Así que picaron al apicultor, ferozmente.
El Apicultor dijo a las Abejas con ira: «¡Abejas inútiles! Dejasteis que el hombre que les robó los panales de miel se escapara sin castigo. ¡Yo te cuido y tú me muestran su ira picandome!»
Necesitamos saber quién es nuestro enemigo, antes de juzgar a un amigo.
Esopo