
Érase una vez una rana que estaba frente a un caudaloso río, de repente llegó un escorpión, que se quedó parado indeciso si cruzar o no. Entonces le dijo a la rana: “¿Puedes llevarme y dejar que me suba encima de ti para cruzar?”
La rana recelosa le respondió “No, no confió, tal vez intentes clavarme tu aguijón.”
El escorpión que necesitaba llegar al otro lado le dijo: “Prometo no hacerlo. Si lo haces, voy a respetarte y no hacerte nada malo. También hare todo lo que me pidas.” Sólo así la rana creyó en las palabras del escorpión y aceptó su oferta. Sin embargo, Cuando estaban a mitad de camino la rana sintió el pinchazo del malintencionado escorpión.
La rana le pregunta desconcertada “¿Por qué me has picado? Sabes que ahora ambos moriremos ahogados.”
Y el escorpión responde “Lo siento, esta es parte de mi naturaleza, no puedo cambiar.”
Moraleja
No confíes en los malvados